18 febrero 2004

Profeta en mi tierra

Mi teoría de los voyeurs no reviste mayores complejidades, es así de simple, a la gente le gusta mirar.
Nos miramos entre nosotros, nos estudiamos y analizamos. Chusmeamos cuando el dueño de casa se va de la habitación y nos deja solos, miramos los portarretratos y los adornitos, chusmeamos qué se puso fulanita/o para la fiesta tal o para la entrega de premios cual.
Todos somos voyeurs o... ¿cómo sería¿, ¿voyants?, qué se yo!... a algunos nos gusta mirar y a otros ser mirados.
Creo que esta idea del blog emborracha a cualquiera, con una cascada de información personal que a nadie le interesa pero que todos leemos, ¿será ese saborcito profano el que provoca tamaña borrachera?
Decidí sumarme a esta liturgia de los weblogs y desnudar mis pensamientos en público. ¡Vamos, Olivia!, ¿quién va a leer tus delirios, mediocres intentos de salir de la rutina?. Y me contesto... ¡yo misma!. En fin, no me importa. Esto está acá, que mire el que quiera, ¡pasen y vean!
Es como dejar el diario íntimo arriba de la mesa o quizás como bañarse con la puerta abierta.
Mis diálogos con mi alter ego a veces (pero muy de vez en cuando, eh?) producen alguna idea interesante. Soy muy vaga para escribirlas en un cuaderno pero... ¡¿escribirlas en la net!?, carece de toda lógica y por eso me atrae. Es casi mágico, aprieto botoncitos y... ¡aparecen en Internet! (indudablemente yo me equivoqué de siglo, pero hago grandes esfuerzos por adaptarme).
Y bueno... mientras escucho jazz y fantaseo con ser una negra jetona de voz sensual, me imagino en mi nueva dimensión paralela... y me gusta!. Estoy en presencia del parto de mi blog, de mi lugar, mi tierra y... si es sólo mía... ¿¿por qué no ser profeta en mi tierra??
FIAT LUX!!

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