Suerte
Nunca entendí muy bien el concepto de suerte.
Desde que soy muy chica mi papá me decía que era una suertuda, como el primo Glad del pato Donald. Él siempre se asombraba por la forma en la que se me daban las cosas: tal como yo quería. A mi me parecía todo tan normal que me costaba (y aún me cuesta) darme cuenta qué es lo llamativo, qué es lo tan impresionante de querer algo con muchas ganas y que se cumpla. En definitiva esta Heidi patagónica puede considerarse muy afortunada: nací en el Paraíso Terrenal en una familia única. You take it from there…
Hoy volví de una semana en París. Esta vez no tuve trámites que hacer ni documentos que rellenar. Siete días para mí, para disfrutar, para hacer un paso al costado en la vida cotidiana y poder ver the whole picture, el cuadro entero, no sólo la pincelada en la que vivo. 7 días para caminar soñando, para apreciar sabores, olores, sensaciones, 7 días para seguir acumulando en mi gran banco de felicidad. Y si bien las despedidas siempre me duelen mucho y me cuesta contener las lágrimas, éstas no hacen más que lavar el corazón de tantas sensaciones mezcladas y lo dejan limpito, con olor a felicidad y agradecimiento. Esa tristeza efímera de las despedidas se va cuando me doy cuenta que la gente y los lugares que quiero tanto se vienen conmigo donde quiera que vaya. Incluso sentí que la ciudad misma me lo decía cuando el chofer del bus que me llevó al aeropuerto de vuelta me dijo: “N’importe où tu vas, moi j’y vais” (“al lugar que vayas, yo voy”)
Y llego a casa (¿?) y hay un ángel que me espera con una olla llena de amor incondicional y un plato de pastas…
Entonces sigo sin entender qué es la suerte y si soy una mujer afortunada. Si cada uno tiene lo que se merece, ¿cuál es mi mérito?
Suerte, culo, bendiciones o lo que sea… a mi hay alguien o algo en algún lugar que me quiere mucho…
Hoy volví de una semana en París. Esta vez no tuve trámites que hacer ni documentos que rellenar. Siete días para mí, para disfrutar, para hacer un paso al costado en la vida cotidiana y poder ver the whole picture, el cuadro entero, no sólo la pincelada en la que vivo. 7 días para caminar soñando, para apreciar sabores, olores, sensaciones, 7 días para seguir acumulando en mi gran banco de felicidad. Y si bien las despedidas siempre me duelen mucho y me cuesta contener las lágrimas, éstas no hacen más que lavar el corazón de tantas sensaciones mezcladas y lo dejan limpito, con olor a felicidad y agradecimiento. Esa tristeza efímera de las despedidas se va cuando me doy cuenta que la gente y los lugares que quiero tanto se vienen conmigo donde quiera que vaya. Incluso sentí que la ciudad misma me lo decía cuando el chofer del bus que me llevó al aeropuerto de vuelta me dijo: “N’importe où tu vas, moi j’y vais” (“al lugar que vayas, yo voy”)
Y llego a casa (¿?) y hay un ángel que me espera con una olla llena de amor incondicional y un plato de pastas…
Entonces sigo sin entender qué es la suerte y si soy una mujer afortunada. Si cada uno tiene lo que se merece, ¿cuál es mi mérito?
Suerte, culo, bendiciones o lo que sea… a mi hay alguien o algo en algún lugar que me quiere mucho…
Good luck
I never quite understood what luck meant, the concept I mean. Since I was toute petite, my dad used to call me Gladstone Gander, Donald Duck’s cousin. He was always amazed by the way things turned out to be for me: exactly as I wanted them to.
I always thought (and still think) that all of that was so normal and what was the big deal about wishing something really badly and then having it come true.
So after all, this Patagonian Heidi can consider herself pretty lucky. She was born in an Earthly Paradise to a lovefull family. You take it from there.
I just got back home (???) after a week in Paris. This time I had no paperwork to do nor any documents to fill in. I had 7 days for me to enjoy, to step aside of my daily life to look at the whole picture, not just the brushstroke in which I live in. 7 days to wonder around daydreaming, to enjoy tastes, smells, sensations... 7 days to keep on saving up in my great bank account of happiness. And even though I have a very hard time saying goodbyes and I’m really bad at holding my tears, they wash out my heart from weird and mixed feelings and then it’s all clean and nice and it smells like joy and gratefulness.
The sadness from goodbyes goes away when I realize that the people and the places I love si fort come with me wherever I go. I even heard it from the airport bus driver’s mouth, he told me: “N’importe où tu vas, moi j’y vais” (“Wherever you go, I’ll go”)
And then I get home (??) and there’s this angel witing for me with a big saucepan of unconditional love and a plate of pasta.
But I still don’t get it, what’s good luck and if what I’m really a lucky woman. If everybody gets what they deserve, what did I do to get this much?.
Good luck, blessings, de la chance... or whatever it is, out there there’s somebody/something that loves me very much.
I never quite understood what luck meant, the concept I mean. Since I was toute petite, my dad used to call me Gladstone Gander, Donald Duck’s cousin. He was always amazed by the way things turned out to be for me: exactly as I wanted them to.
I always thought (and still think) that all of that was so normal and what was the big deal about wishing something really badly and then having it come true.
So after all, this Patagonian Heidi can consider herself pretty lucky. She was born in an Earthly Paradise to a lovefull family. You take it from there.
I just got back home (???) after a week in Paris. This time I had no paperwork to do nor any documents to fill in. I had 7 days for me to enjoy, to step aside of my daily life to look at the whole picture, not just the brushstroke in which I live in. 7 days to wonder around daydreaming, to enjoy tastes, smells, sensations... 7 days to keep on saving up in my great bank account of happiness. And even though I have a very hard time saying goodbyes and I’m really bad at holding my tears, they wash out my heart from weird and mixed feelings and then it’s all clean and nice and it smells like joy and gratefulness.
The sadness from goodbyes goes away when I realize that the people and the places I love si fort come with me wherever I go. I even heard it from the airport bus driver’s mouth, he told me: “N’importe où tu vas, moi j’y vais” (“Wherever you go, I’ll go”)
And then I get home (??) and there’s this angel witing for me with a big saucepan of unconditional love and a plate of pasta.
But I still don’t get it, what’s good luck and if what I’m really a lucky woman. If everybody gets what they deserve, what did I do to get this much?.
Good luck, blessings, de la chance... or whatever it is, out there there’s somebody/something that loves me very much.
4 comentarios:
Somos nosotros!!!!!!!!!!! Todos los que te queremos taaaaanto!!!!
Así, indirectamente, nos hacés llorar de felicidad!!!!!!!!!!!!!
Tal cual prima, yo te lo dije el otro dia, la varita magica... me alegro que asi sea y espero que vuelvas pronto por aca!
Totalmente de acuerdo. Es sorprendente la suerte que tenés!
Es muy probable que no sea suerte sino saber inconcientemente los pequeños cambios necesarios para que todo salga como lo deseás. La vida se la hace uno, con muchos "efectos mariposa" por todos lados. Tal vez sea más facil decirle "suerte" y listo, no? ;-P
No creo en la suerte. Antes creía en el mérito, pero me dí cuenta que la cosa es mucho más aleatoria de lo que un podría creer...
No es el resto, las circunstancias, sos vos. Que los otros lo llamen como quieran.
Publicar un comentario